martes, 21 de marzo de 2017

¿Ciencia vs fe?

Una única fuente con dos caños
En la última entrada hablamos de que la ciencia es importante para el hombre, pero que no es la única fuente de conocimiento. Hablamos de la necesidad de ir más allá. Pues bien, hoy hablaremos de la relación que existe entre la ciencia y la fe. ¿Se oponen o se complementan?

Si has seguido un poco las entradas pasadas, ha aparecido mucho el tema de la verdad. Si no vivimos en la verdad, estamos viviendo una vida irreal. Por eso es importante buscarla con sinceridad de corazón. De hecho, el ser humano busca la verdad de manera natural: busca conocer lo que las cosas son, busca conocer cuál es el sentido de su existencia. Y para ello cuenta con la razón y la fe, dos vías de acceso a la única verdad.

Hay realidades a las que accedemos mediante nuestra capacidad natural de razonar, incluso a realidades que van más allá de lo físico: tenemos talento metafísico, por eso podemos conocer acerca de Dios, el alma y el mundo. Pero además tenemos que Dios quiso revelarse por propia iniciativa. Dios se nos ha revelado: nos ha dicho quién es Él y cuál es su plan de Salvación. Esta Revelación nos ha sido transmitida y se acoge por la fe, como un don de Dios que nos ayuda a dar un asentimiento libre y racional a lo que Él nos ha revelado. Después de esta escucha de lo que Dios dice, viene una reflexión sobre lo escuchado (de ahí que la Teología se apoye en la razón, deba tener muy en cuenta la Filosofía).

La verdad es una. Y a ella accedemos mediante la fe y la razón. Una fe que ilumina a la razón; y una razón que ayuda a creer. Por eso la fe no teme a la razón, no va contra ella; ni la razón debería ir contra la fe. Así que la fe y la razón se complementan. Hoy se debería recuperar esa conexión entre ambas porque, como dijo el Papa san Juan Pablo II, “La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad" (Fides et ratio). Por cierto, que esta Encíclica es estupenda para profundizar en el tema que tratamos en esta entrada.

martes, 14 de marzo de 2017

Vayamos más allá

En la anterior entrada hablamos del relativismo y la necesidad de referirse en todo momento a la verdad. Hoy vamos a hablar de otra forma reduccionista de ver la realidad: vamos a hablar del cientificismo.

¿Qué es el cientificismo? Es una confianza excesiva en la ciencia. Ésta, mediante su método propio, sería el único método válido de conocimiento. Es decir, el cientificismo defiende que lo único verdadero es lo que se conoce por la ciencia experimental. A la ciencia, entonces, habría que plantearle la siguiente pregunta: si solo es verdad lo que se conoce por el método científico, esta afirmación, ¿proviene de este método?

Reducir todo a ciencia es esclavizarnos
La ciencia tiene sus límites, hay cosas que no puede explicar. Por ejemplo, el amor de una madre por su hijo enfermo, su entrega; la libertad tampoco se puede explicar desde la ciencia. Tampoco la belleza. Pensar que solo la ciencia es capaz de alcanzar la verdad, es como pescar con una red cuyos huecos miden un metro de largo y decir que no existen peces menores de un metro. Hay realidades que se le escapan, no puede conocer todo.

Es cierto que con la ciencia se ha dado un gran progreso, hemos avanzado. Esto es innegable. Sin embargo, no todo es ciencia. Esto sería reducir la realidad, sería empobrecer al hombre. Porque la ciencia está al servicio del hombre, no el hombre al servicio de la ciencia. Vayamos más allá. Busquemos con todas nuestras fuerzas la verdad, sin reducirla a la ciencia. Vayamos más allá, no limitemos los horizontes de la verdad. Salgamos de nuestros esquemas, y vayamos en busca de las cosas que están más allá de nosotros.

Os dejo un vídeo de un debate en televisión. Más que lo acalorado del mismo, me gustaría que os quedarais con lo que dice el astrofísico jesuita Carreira, todo un experto en la materia.


martes, 7 de marzo de 2017

El relativismo

La semana pasada hablamos de que a veces tenemos ideas erróneas sobre las cosas. Hablamos de que a veces se tienen ideas equivocadas sobre Dios y la Iglesia, ya fuera por no haber investigado lo suficiente, o porque los cristianos no hemos sido claros.
Bien, pues el tema de hoy tiene que ver con la verdad. Hoy se dice de que la verdad absoluta no existe, que todo depende de lo que tu consideres, de lo que pienses de las cosas. Es como si se estuviera diciendo: "es verdad que no existe la verdad". Una contradicción... Esto es lo que el entonces Cardenal Ratzinger llamó "dictadura del relativismo".
«Mientras que el relativismo, es decir, dejarse "llevar a la deriva por cualquier viento de doctrina", parece ser la única actitud adecuada en los tiempos actuales. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus antojos» (Homilía en la Misa Pro Eligendo Pontifice)
Algunos dicen que hablar de la verdad es imponer tu opinión sobre la de los demás. A esto hay que decir que a la verdad se accede desde distintas perspectivas.
Las incoherencias del relativismo en el que estamos sumergidos
La verdad no está en contra del pluralismo, que es bueno e inevitable. Pero ojo con el pluralismo que viene de defender una libertad absoluta para todo, ojo con el pluralismo que iguala todas las opiniones. A los que dicen, por ejemplo, que todas las religiones son iguales, que todas las opiniones son iguales; ante este «todo vale, todo es igual», ante los que piden tolerancia para todo, hay que hacerles entender la necesaria referencia a la verdad. Porque no todas las opiniones valen lo mismo: en cuestión de Medicina, no vale lo mismo la opinión de un médico que de un filósofo. Y no tendría sentido que un filósofo, ante un dictamen de un médico, le dijera que le está imponiendo su diagnóstico. Eso es absurdo.  Por eso, a los que piden una tolerancia absoluta, hay que decirles que ésta va necesariamente unida al respeto a lo que las cosas son, al respeto a la verdad. Por eso hay cosas que no se pueden tolerar, hay cosas que no se pueden respetar.

Quizás el problema del relativismo es pensar que la verdad nos va a quitar libertad. Quizás el problema es que esa premisa no es correcta. Y quizás la respuesta a esta crisis que estamos viviendo a nivel mundial sea volver a la verdad. Al fin y al cabo, «la verdad os hará libres» (Jn 8, 32).