Una única fuente con dos caños |
Si has seguido un poco las entradas pasadas, ha aparecido mucho el tema de la verdad. Si no vivimos en la verdad, estamos viviendo una vida irreal. Por eso es importante buscarla con sinceridad de corazón. De hecho, el ser humano busca la verdad de manera natural: busca conocer lo que las cosas son, busca conocer cuál es el sentido de su existencia. Y para ello cuenta con la razón y la fe, dos vías de acceso a la única verdad.
Hay realidades a las que accedemos mediante nuestra capacidad natural de razonar, incluso a realidades que van más allá de lo físico: tenemos talento metafísico, por eso podemos conocer acerca de Dios, el alma y el mundo. Pero además tenemos que Dios quiso revelarse por propia iniciativa. Dios se nos ha revelado: nos ha dicho quién es Él y cuál es su plan de Salvación. Esta Revelación nos ha sido transmitida y se acoge por la fe, como un don de Dios que nos ayuda a dar un asentimiento libre y racional a lo que Él nos ha revelado. Después de esta escucha de lo que Dios dice, viene una reflexión sobre lo escuchado (de ahí que la Teología se apoye en la razón, deba tener muy en cuenta la Filosofía).